Cuando me
preguntan si tengo algún amante, les digo que si, por supuesto, se llama Mac y
cada noche acaricio sus teclas, todas y cada una de ellas, aprieto sin pudor su
barra espaciadora con golpes secos y decididos de mi pulgar, y le convierto en
mi confidente secreto, con el que descubro millones de mundos e historias que
viven en mi comedor.
Bien veamos... Acabado el primer libro, mi dragón
insistió en que quería una segunda parte y saber que le pasaba a los
protagonistas.
Así que no tuve mas remedio que volver a ponerme el
borsarino , ( con el que escribo cuando no quiero ser interrumpida ) y escribí
" capitulo 1" , y asi seguí escribiendo rauda y veloz con la cabeza
hirviendo en ideas y palabras , descubriendo ,como una lectora mas, lo que les
iba ocurriendo a los personajes de la historia, solo el chispear del fuego y el
roer del teclado, sacaban el silencio de la habitación mientras el dragón
asomaba su cabeza por mi hombro, leyendo a cada palabra que aparecia en la
pantalla.
Qué maravilla cuando pasa eso, fluida y sin pausas,
metida dentro de la hoja, tatuandola sin parar.... Hasta que aprietas el entre
y todo se para... ¿Como que se para? No se puede parar... Y solo puedes pensar
una cosa...
-¿ y entonces que pasa?- pregunto el dragón.
Exacto ¿y ahora que pasa? No, no, no, otra vez la
crisis de la pagina en blanco...¡¡NO¡¡ -Solo
necesito un café, total solo es sábado a las dos de la mañana...
Tras bebermelo, paseé por la habitación, escuche
música mirando el fuego, caminé en círculos por mi comedor, tunee
mis pies con algo de pedicura, hice equilibrios con una cuchara en mi nariz, tonteé con la idea de pegarme un par de
cabezazos contra la pared a la espera de volver a conectar los cables, incluso
jugué un par de manos al poker con el dragón... Pero nada de nada... No sabía
como seguir... Así que decidí dejar dormir a las musas.
Pero entonces recordé que en realidad yo solo soy una
humilde cuentacuentos, que la vida me los dicta, a veces con una imagen
paseando por las calles, de boca de alguien anónimo, puede que con solo con una frase mientras habla por el móvil
sentado a mi lado en el tren,… desde cualquier lugar, en cualquier momento,
cuando menos me lo espere, la vida mi dictará que es lo que pasa… solo he de
esperar.
Pero reconozcámoslo estoy impaciente por averiguar como
sigue la historia… Yo, mi Mac y el dragón.
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