Supongo que si en mi bañera vive en dragón, viajo en una nube ,mido el tiempo con tubos de pasta de dientes, y vivo en un lugar de ninguna parte... No te sorprenderá demasiado que al meterme en un escaparate , a la piatola de silicona le llame "magnum especial" y a mi cutter "excalibur" ¿no?
Hace unos días, armada con esas dos peligrosisimas herramientas, tomaba un descanso en la puerta de una de las tiendas , cuando empecé a juguetar con Scalibur, y un recuerdo de hace unas tres o cuatro vidas me secuestro.
Mi primer día como escaparatista , recién salida de la academia , llena de imputs cool y de compañeros de diseño...
Aterricé en un sótano, con poca iluminación, de un centro comercial.
Recuerdo el miedo que sentí al ver la habitación con todos los maniquis descuartizados mirandome fijamente, los muebles de la oficina que en la era de " cuentame" ya habían pasado de moda y ese horrendo suelo verde de cintasol, que ondeaba en el suelo carcomido por el tiempo, retandote a caminar por el sin tropezar...
Lo mas terrible de todo fue , cuando el jefe del equipo me presentó al que iba a ser mi compañero... (Recordemos , venia del mas superficial y cool de todas las academias ) y vi a un tipo regordete, con una camiseta negra , barba de tres dias y con aspecto de acabar de levantarse de una resaca, tras una noche con los de "Estopa".
Bien, una princesa cursi con gafas de Dior, gritó dentro de mi cabeza con las manos sosteniendo sus mejillas .
Pero evidentemente sonreí mientras tragaba saliba.
Y pasó, lo que pasa siempre... que nada es lo que parece.
Pese a que los primero días mi princesa interior se indignase , porque me dejaba sola ,sin explicarme nada , poco a poco me di cuenta de que al igual que en "karate kid" , debía entender ciertas cosas por mi misma, solo aparecía para corregir , explicar "porque , cómo" y aplaudir.
Pero con el tiempo ,yo tambien empecé a ir con camisetas negras y combers, y a descubrir que mi compañero de fatigas, era mucho más que un fan de "Los Ramones".
De el aprendi a reirme hasta de mi misma ... se escondia entre los maniquíes del almacén y salia de golpe cuando estaba distraida haciendome saltar y chillar , o me flejaba junto con un mueble al envolverlo , mientras se lo estaba sosteniendo con la mejor de mis paciencias. Cualquier cosa podía pasar.
Con mi compañero, aprendí los detalles en un bodegón, los trucos de un alfiler invisible, y como mantener el equilibrio en lo alto de una escalera cuando te la están moviendo.
Hoy en día, en las formaciones que imparto , todavía pongo sus divertidos ejemplos que hacen no olvides jamás lección y recuerdo el eco de sus consejos mas allá de la ventana del escaparate.
El día que me fuí me miro muy serio y me regaló un sencillo cutter de metal, que llevaba con el mas de 15 años, no dijo nada más , no hacia falta. Y cada vez que lo miro me recuerda que hay muchos sabiondos chillones ...pero muchos mas sabios anónimos y los puedes encontrar en cualquier parte incluso en un sótano destartalado de un centro comercial cualquiera.
Pensado esto... Le hice dar una voltereta mas a excalibur entre mis dedos ,y volví dentro de la tienda, dispuesta a hacer el escaparate mas bello del mundo.