martes, 17 de diciembre de 2013

ERASE UNA VEZ UN DRAGÓN QUE VIVIA EN UNA BAÑERA



Erase una vez que era una Dragón que vivía en una bañera, en un palacio de cristal, a la orilla de un bosque, a los pies de una colina, en un lugar en ninguna parte…. 

Un día el Dragón sintió algo de frío y decidió dormir hasta que encontrase algún sueño que fuese lo suficientemente cálido.
Y así una mañana de Diciembre el Dragón estiró los brazos se desperezó con un par de gruñidos de satisfacción y de un brinco se puso en pie.
-Buenos días- dijo  mientras se frotaba los ojos al entrar en la cocina.
-Buenos dí…-contesté por inercia pero acto y seguido desperté de golpe sintiéndome extremadamente feliz porque mi amigo rosa por fin volvía a estar en pié.
-¡Dragón estas aquí ¡- proseguí abrazando a mi pequeño amigo –te he echando tanto de menos.

-¡¡Pffff¡¡ wisheast  por favor – respondió tratando de soltarse- nada de muestras extremadamente afectivas antes del café-gruñó.

No le hice caso y seguí estrujándolo y besándolo. Antes de darle su taza preferida  con un expresso de tres capsulas  y 8 cucharadas de azúcar…. (Exactamente como le gusta a los Dragones)
-          ¿y bien? – pregunté
-          ¿Y bien?- contestó el Dragón haciéndose el interesante.
     Solo respondí con una mirada que traducía “desembucha”. Él solo sonrió con sorna y prosiguió – he soñado bonito, he soñado con cambios.
-         - ¿Qué clase de cambios?- interrogue frunciendo el ceño. Su voz sonaba a reto. 

-          Eso no lo sé, solo se el camino que vamos a coger, pero no sé cómo son los paisajes, perdería la gracia si supiésemos eso ¿ no te parece wisheast?
-          -En eso tienes razón. Por cierto te has despertado justo a tiempo, ¡ya es Navidad¡
-          -¿Navidad?¡¡ Me encanta la Navidad¡¡ ¿Ponemos el árbol wisheast?¡¡
-         - Pensé que no me lo ibas a pedir nunca- respondí enseñándole un juego de luces de estrellas que había comprado para la ocasión. 

Y así el Dragón decidió despertarse, después de unos meses durmiendo, descansando y soñando con cambios, que poco a poco nos harían crecer a todos.


Gracias a los tíos argentinos, rubias de ojos oceánicos, músicos ciudadanos del mundo, franchutes chalados, gallegas despertador, brujas Granadinas, polacos sigilosos, danzarinas de las montañas  y a todos los que estaban esperando a que el Dragón dejase de bostezar.