miércoles, 24 de julio de 2013

SOBREVIVIRÉ


Se acaba la temporada, y como cada fin de temporada el trabajo aumenta por mil para dejarlo todo atado y listo para el periodo de ausencia. 



El ordenador saca humo, mi inbox de mails explosiona en banderitas rojas de urgente, creo una carpeta titulada " cagando leches"(gracias SDF por la idea;)  junto con otras dos compañeras compartiendo oficina, los auriculares nos incomunican las unas de las otras,  los teléfonos no cesan de sonar.... No suelen ser buenas noticias.
 Los nervios de la cuenta atrás nos matan los segundos que perecen en las hojas inundando la mesa y el cerebro se convierte en una centrifugadora.

 Detestas no tener 4 brazos mas y mientras atiendes una llamada que equivale a otro punto en la insaciable libreta de los “check list” , oyes la campanita de la bandeja de entrada con mails que en cuestión de segundos  se multiplican , con la misma facilidad que los Gremblins en un parque acuático.

Sientes un sudor frio, ninguno de los mails es para desearte unas buenas vacaciones. 
De pronto la que tienes sentada al lado empieza a bailar en la silla al ritmo de lo que parece el estribillo de algo de  Love of Lesbian. 

-Brote psicótico en mesa 1- indico a la tercera compañera sin casi inmutarme, sin quitar la cara del ordenador, con las manos en el teclado , y aguantando el teléfono con el hombro y la barbilla .

-¿Cigarrillo, café, o zarandeo?- responde la otra a la vez que marca un teléfono y escribe algo en un post it.

-Démosle un segundo a ver.

-Vale pero si empieza a hacer pajaritas con las facturas, y se pone en posición fetal en una esquina,  habrá que usar la terapia de Shock.

- ¿Crees que será suficiente con un par de leches?

-Si deja la mirada perdida mas de 10 segundos… lo averiguaremos.

Pareció ser solo necesarias unas cuantas respiraciones profundas y algunas palabras de ánimo…

Al cabo de un rato tras la lectura de otro mail, emito un gruñido.

La otra mientras se seca el sudor, en honor de una tabla de excel inacabable.....

Y así pasan las horas, en un riguroso silencio, solo roto para animar o por el sonido de nuestras cabezas golpeando la mesa.

No importa queda poco... La única pregunta es, ¿sobreviviremos?

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