Para empezar, mi lealtad y sinceridad, me ha de hacer reconocer que este post ha de ser agradecido a mi hermano Juan Nadie, que me recordó a uno de mis ídolos perdidos en la memoria, y es que así como las niñas pequeñas quieres casarse con sus papas, yo quería casarme con James Stewart, ese sentimiento no ha cambiado, de hecho se ha agudizado, pues mis suspiras al ver cualquiera de sus películas, tanto cuando me enternece (en el final de qué bello es vivir) o se enfada( en caballero sin espada) o incluso cuando es un granuja ( en Ciudad milagro), me sigue pareciendo uno de los hombres mas Alfa que ha tenido el cine.
Su mirada ingenua, absolutamente camaleónica aun y a día de hoy me hace patalear de rabia, al pensar que ya no existen James Stewart por el mundo, quedaría un poco ridículo que alguien me saludase con cierto aire de chulería, tocando el ala de su sombrero, y que dudo que existan lugares en blanco y negro al estilo Pleasenville, donde poder ser cortejada con música de violines.
Entiendo que fuese uno de los fetiches de Capra, quien no querría tenerle cerca. Y es que James es mucho Stewart para un mundo tan tecnicolor como este.
Aún y así sigo sonriendo al verle a solas en mi habitación mientras coge el teléfono enfadado y sin querer amar, besando como nadie a Donna Reed a la que siempre envidiaré por haber sido zarandeada, después de pedirle la luna, a un maravilloso James.
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