
Madrid , 27 de mayo de 2013
Echo de menos a mi dragón, pero lo pália el hotel maravilloso que me
tocó esta vez , con sabanas blancas y dos metros de mullida cama para dormir en
"equis" , vistas al centro, y una fantástica ducha con hidromasaje.
Me secuestra un recuerdo de las primeras veces que debí viajar por trabajo, y durante un rato me reí de mi misma al recordar, mi primera experiencia en un hidromasaje....
Me secuestra un recuerdo de las primeras veces que debí viajar por trabajo, y durante un rato me reí de mi misma al recordar, mi primera experiencia en un hidromasaje....
Madrid , 10 de octubre de 2008
Imaginemos que nunca has tenido que viajar por trabajo, que de repente todo
es nuevo para ti. Llegas al hotel donde vas a dormir las próxima 3 noches.
Teniendo en cuenta el presupuesto con el que estas acostumbrada a viajar… te
parece el Palace.
Ante la presencia constante de tu jefa, tratas de no expresar emoción
ninguna ,aunque por dentro las exclamaciones de... (¡¡ has visto que pedazo de
recepción¡¡¡ ¡¡ y las lámparas¡¡¡ )
Aunque tu rostro sea el de una educada normalidad (¡¡¡ por favor que
pasada¡¡¡)
Aunque la frialdad de tus gestos, otorgan un saber estar y saber hacer por
dentro una niña pequeña esta entusiasmada con todo lo que le rodea.
Llegas a la habitación y tras todo el día, manteniendo la compostura, ves
tu hogar temporal, ves el hidromasaje , la moqueta gris, la preciosa lampara
cromada, la tele de plasma y tratas de olvidar que todo lo que sientes es digno
de una paleta que no ha salido nunca de un pequeño pueblo de las montañas
,donde compartía su tiempo con 4 cabras y te limitas a gesticular como una loca
mientras das pequeños he intermitentes brincos acompañados de una boca abierta
y unos ojos como platos.
Bien , tras el ritual de "que emoción, recuerdas que tienes 30 años y que vives en
una ciudad ,así que no hay para tanto y decides que vas a actuar con la
normalidad de lo que va a ser tu nueva vida.
Y como toda mujer trabajadora-viajera te vas a dar una ducha en el
hidromasaje tras un arduo día de trabajo. Con todo el glamour que corresponde a
dicho acto, envuelta cual croqueta en una toalla blanca de hotel y un recogido
casual tratando de emular lo que considero habría hecho la radiante Audrey , me
introduzco cual sirena en el plato del baño y como si lo hiciese todos los
días, con esa mirada de aburrida rutina, le doy al artefacto de relax
instantáneo...
¿PORQUE NO PONEN INSTRUCCIONES DE USO EN LAS DUCHAS DE LOS HOTELES?
De repente una aspersión de chorros de agua en todas direcciones inundó
todo el baño y parte de la habitación mientras impedía mi avance para apagar
los mandos del malvado artilugio. Como una ninja , intentaba esquivarlos , con
las manos en forma de stop, buscando a ciegas algún botón , que parase ese monstruo
húmedo, pero solo conseguía cambiarlos , de temperatura y dirección , sin
esperarlo, atacaban por cualquier sitió achicharrándome o helándome… durante ,
no se cuanto rato, pero os aseguro que demasiado.
Así pues, vencida y un poco aturdida salí como pude de la plataforma de
autolimpiado, con el rímel corrido, cara de susto, algo estresada…Y me dispuse
a secar la moqueta de la habitación con el secador de pelo.
He de decir que al día siguiente, me enfrenté como una campeona de nuevo al
dispersor de agua sin sentido, analice sus flujos y corrientes y conseguí
hacerme con el control de la situación. Pero la primera noche el glamour no no
fue lo que inundo la habitación.
Madrid, 27 de mayo de 2013
Recordando esto, descrucé los brazos , dejé de apoyarme en el marco de la
puerta del baño, seguí sonriendome y me metí en la ducha como una
autentica Audrey , ahora si, controlaba la situación , como tantas y tantas
otras.
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