Volvía al hotel esta noche , agotada, con un rezo silencioso
rogando poder dormir una noche entera,
definitivamente tengo insomnio , de hecho hoy entre a la farmacia y pedí que me
diesen o Dormidína ...o un martillo .
Estaba con un día de aquellos medio grises que amenaza con
tormenta de gruñidos nocturnos. Cuando tuve que entrar en los subterráneos de
Madrid. Solo deseaba llegar a “casa” solo deseaba poder extirparme el cerebro y dejarlo en la mesilla de noche por una vez.
Estaba de mal humor, de muy mal humor, de aquel mal humor que no quiere ni tan si quiera que se te pase, y solo deseas retroalimentarte de el y lamerte las heridas…. y encima tenía que encapsularme en el tren durante 5 tediosas paradas de metro.Pero entonces , como por arte de magia, tropecé con una maleta repeleta de leds de colores de donde salía una adorable canción de los años 40, sostenida en una mesa y al que supuse rápidamente su dueño, un hombre vestido con traje y chistera.
Estaba de mal humor, de muy mal humor, de aquel mal humor que no quiere ni tan si quiera que se te pase, y solo deseas retroalimentarte de el y lamerte las heridas…. y encima tenía que encapsularme en el tren durante 5 tediosas paradas de metro.Pero entonces , como por arte de magia, tropecé con una maleta repeleta de leds de colores de donde salía una adorable canción de los años 40, sostenida en una mesa y al que supuse rápidamente su dueño, un hombre vestido con traje y chistera.
No podía ser… ¿¿Un
mago?? Eso solo puede ocurrir en el metro de Madrid, en Barcelona lo normal es
que me hubiese tocado el tío del acordeón (y hoy solo me hubiese faltado eso
para cortarme las venas)
¡¡Un mago¡¡, el hombre empezó a hacer un truco con una
pelota que se sostenía en el aire, bailaba con ella y nos contaba lo mágica que
era , pero yo miraba al suelo y no quería ni saber nada de la estúpida pelota ,
aunque de reojo iba observando.
Poco a poco , dejo la pelota y comenzó otro truco con una
cuerda , a esas alturas ya miraba de vez en cuando lo que iba haciendo , pero
seguía enfadada, hasta que no puede
evitar estar totalmente atenta cuando abrió un libro con dibujos en blanco y
negro y al segundo estaban repletos de colores.
Como la mayoría del vagón tuve que aplaudir cuando sacó un ratón
de su chistera y para ese entonces, mi cara dibujaba una sonrisa y había olvidado
mi mal humor. Durante todo mi viaje me acompañó, me distrajo e hizo desaparecer
mis gruñidos en su chistera.
Al salir de ahí,
paseando por las calles de una sigilosa
y solitaria noche madrileña , me di cuenta de que algo invisible me acompaña
siempre, algo que es incluso mas mágico que” el mago del metro” de Madrid, llámale
vida, llámale Ángel , llámale como quieras pero está atento a tus necesidades .
Hoy me puso un mago de los años cuarenta en el metro, solo
para hacerme sonreír, y entre el sonido del silencio me susurro que nunca estaba
sola, que siempre esta ayudándome, y que no estuviese triste, que él siempre
estaría cerca para hacerme sonreír, que haría lo que fuese para hacer que todo
fuese bien y que si era necesario me montaría un espectáculo de magia en un
vagón de tren.
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