-Y por fin se acaba este horrible 2020¡- grité desde el sofá refunfuñando con las piernas y los brazos cruzados. Solo me faltaba aguantar la respiración lo que restaba de año.
-¿Y no has recibido nada de este año?- respondió el dragón mientras se comía una enorme cucharada de Nutella directamente del tarro.
- Sí claro dolores de cabeza, gente con la cara tapada y de mal humo, un negocio cerrado, toda la incertidumbre que se pueda sostener en el alma.... sí me ha dado muchas cosas.
-¿Nada bueno?- dijo con el morro todavía embadurnado en chocolate y con una gran parsimonia.
Y ahí me quedé pensando que con tantas ganas que tenia de librarme del áspero y amargo 2020 no me había sentado a ver sus bendiciones.
2020, que papel tan malo te ha tocado vivir, el año del fin de nuestra propia existencia tal y como la conocíamos. Ya jamás volveremos a ser los mismo, lo empezamos como autómatas felices a los que les despierta un torbellino y les arrasa la vida.
2020, nos encerraste durante meses en nuestras casas, nos hiciste saber lo que realmente éramos, supimos si soportábamos el silencio que se volvía rugido en nuestras mentes, los fantasmas del pasado no encontraban su lugar en ese océano de incertidumbre. Pero en ese laberinto nos sentamos a esperar, a ordenar la cabeza, ya ni mirábamos por la ventana de nuestras casas para ver si quedaba algo de nuestro mundo, ya no encediamos la TV para oír algo que empezaba a sonar extraño , demasiado extraño, demasiado incoherente.
Empezamos a preguntarnos, no quienes éramos, en realidad y no importaba eso, lo que importaba realmente era en lo que nos íbamos a convertir. ¿Quiénes íbamos a ser cuando acabase todo?
Y de una forma silenciosa la metamorfosis empezó, desnudamos nuestra alma y nuestra mente, decidimos si queríamos lo de antes , si queríamos más , conocimos nuestros más oscuros miedos y decidimos que lo de había fuera no era tan terrible como lo que albergábamos en el interior.
Los más audaces hablamos con nosotros mismos durante horas, lloramos, reímos, nos enfadamos, hicimos ver a los demás que estábamos bien que todo era un momento que pasaría, pero el huracán crecía en nuestro interior. Muchos aprovechamos el tiempo para crear , nos dedicamos a lo que nunca teníamos tiempo de hacer. Y escribimos, pintamos, jugamos de nuevo como niños en el interior de nuestras casas.
Y como niños encontramos de nuevo que es lo que queríamos, recordamos el mundo como debería ser , recordamos que nuestro mundo pre-covid tenia fallas muy grandes que aceptábamos porque no teníamos tiempo de cambiarlo. pero ahora nosotros habíamos cambiado, ya no hablábamos el mismo idioma.
Muchos nos volvimos exageradamente inconformistas, y con alma de niño salimos a la calle de nuevo cuando nos dejaron, era ya verano, el sol volvía a latir con fuerza. Pero el mundo que recordábamos se había vuelto mucho mas hostil, los policías eran nuestros propios vecinos, la ciudad parecía mas gris que nunca, los locales cerrados evocaban un silencioso rugido del caos que nos esperaba. Si te digo la verdad no se si sentí miedo o asco. ¿Y yo había vivido ahí? ¿Yo trabajaba para que el mundo fuese así?
Pero entonces llegaron nuestras tribus, poco a poco encontramos a otros afines a nosotros, otros que habían jugado como niños y que tampoco querían seguir en ese mundo. Y poco a poco formamos un pequeño ejercito de personas que no estaban dispuestas a seguir viviendo en la oscuridad.
Que ¿Qué me ha dado el 2020? Despertar sin duda, cuando no sospechas, si no que sabes que el mundo está mal, no por ninguna pandemia nueva , la pandemia ya la teníamos , era una pandemia de zombies desde que puedo recordar. Y la mayoría estábamos infectados. Para muchos el 2020 ha sido la vacuna. totalmente inmunizados a las mentiras y y dormidos, pero sin recordar como se soñaba.
Y ahora nuestro ejercito sabia exactamente lo que estaba mal y estábamos dispuestos a cambiarlo, cada cual desde nuestro rincón, con nuestra propia creatividad, estábamos dispuesto a no volver a caer en ninguna trampa, estábamos dispuesto a vivir cada uno de nosotros en nuestro propio paraíso.
- No esta mal para un solo año ¿No?- dijo el dragón rebañando el tarro de nutella.
- Tú si que sabes como recordar lo esencial mi querido Dragón.
Y así con un papel desagradable que le había tocado vivir a este año, el 2020 se fue sigiloso, sin oír los gritos de los que lo despedían abucheandole porque el sabía que su misión era simplemente cambiarlo todo. De nosotros dependía hacia donde nos dirigíamos pero ese es otro año y se llama 2021.
Feliz 2021 querido lector, a por él¡
pd. Mi año atraves de un mi tablet.
Cierto, nos ha cambiado las rutinas del día a día. Nuestra personalidad, e incluso puedo decir que nuestros pensamientos.
ResponderEliminarA por el 21!!
Como siempre un 10 en tus relatos, llegan tan adentro 😘😘
ResponderEliminarGente despierta y gente despertando, tampoco esta tan mal
ResponderEliminar