Llevo 8 días sin fumar. Las 72 primeras horas mi
estado de ánimo permaneció irascible y poco diplomático pero pasado ese
tiempo, entiendo que debido al aumento de oxigeno en el cerebro, empecé a
pensar de forma más lúcida.
De repente una extraña necesidad de movimiento me
invadió sin saber porque me pareció imprescindible ordenar los armarios de la
cocina, limpiarlos por dentro, revisar los medicamentos caducados y
clasificarlos por orden, tamaño y color, emparejar todos los calcetines y
remendarlos (nota: no se coser, pero servirán para trapos) Por algún extraño
fenómeno sentí invadir en mí a una ansiedad terrible por coordinar las fotos
de mi infancia, hacer limpieza de armarios…. Todo, lo reestructuré todo, bajo
la mirada asustada del dragón, que en silencio asomaba la cabeza por el borde
de la bañera.
Según el feng Shui, has de cambiar veintiún
objetos de sitio para que la energía fluya y cambie en tu hogar. Pues bien, en
mi caso la energía debió centrifugarse y mostrarse indecisa en su nuevo
posicionamiento porque no quedó punta
sin hilo.
Hasta que me senté… Mi amiga “la Danzarina de los
bosques” solo me miraba alucinada sin saber que decir, solo me miraba con un
cigarrillo en la mano y preguntándome...
– tú…¿Estás segura de que no te importa que fume?
– tú…¿Estás segura de que no te importa que fume?
- Claro que no- dije mirando a mi alrededor algo
que manipular, clasificar y organizar.
-Bueno la próxima vez quedamos en mi casa y miras
a ver qué tal se te da encerar suelos- insinuó dándole otra calada disimulada
al pitillo.
-¿Encerar suelos? que buena idea… ¿Venden cera
para suelos en el Supermercado?
“La danzarina de los bosques” solo me miró algo alucinada, mientras el
exceso de ceniza hacia malabares en la
punta el cilindro e inevitablemente caía en mi alfombra.
-
-Voy a por el aspirador- dije levantándome…
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