viernes, 13 de septiembre de 2013

DESPIÉRTATE NIÑO





Hablemos de traumas, hablemos de un diván, de un dragón tumbado en él y un psiquiatra psicoanalizándole.
 -¿Recuerda la primera vez que sintió miedo?
-¡Claro! fue una noche oscura, la recuerdo sin luna, una noche fría, aún llevaba pañales y no tenia sueño.  Mi niñera entró en la habitación, con los ojos fuera de sus órbitas, quizás se debía a que no había conseguido dormirme en las últimas 5 horas y se había perdido su programa favorito. Entonces fue cuando se acercó a mi cuna y empezó a cantarme “Duérmete niño” – respondió el Dragón entre sudor frío y temblores compulsivos.
-¿Una simple nana? ¿Eso le asustó?- preguntó el doctor extrañado.
-Doctor, ¿Se ha parado alguna vez a escuchar la letra de “Duérmete niño”? “Duérmete niño , duérmete ya, que vendrá el coco y  te llevará”  – respondió indignado el Dragón. -Me decía con la cara enrojecida, me lo repetía con un extraño stress en su mirada, quizás porque esa noche estaba mas nerviosa de lo normal , quizás porque no había querido comer , me había escondido en el lavavajillas ,o porque tenía la manía de intentar meter los dedos en el enchufe, … pero tampoco creo que fuese para decirme  “o te duerme o un ser llamado Coco , que no apunta buenas maneras, vendrá  y te secuestrará “ ¿a dónde? No lo sé  y tampoco quiero saberlo,  pero después en la segunda estrofa,  se te desvela el terrible final:“¡Duérmete niño, duérmete ya, que vendrá el coco y te comerá “ ¡Eso no es una nana, es el grito de guerra, una amenaza en toda regla¡
Hubiese sido  mas fácil dormirme con algo de Guns and Roses. ¿Era necesario  una canción cuya letra parece haber sido escrita por Tarantino y Tim Burton tras una noche de copas?
-Pero usted sabe que el coco en realidad no existe ¿verdad? Y si no existe…. ¿porque sigue teniéndole miedo?- Preguntó rotundo el Médico.
Al salir de la sesión el Dragón deambuló por las calles, preguntándose si realmente existiría el coco y se dio cuenta de que  no, de que hacía mucho tiempo que ya no existían ningún monstruo bajo su cama, que a veces le seguíamos teniendo miedo a cosas que ya no eran, ni estaban.  
¿Cuántas veces seguimos teniéndole miedo a lo que ya no puede hacernos daño? – Se preguntó el Dragón. – ¿Cuantas veces seguimos anclados a cosas pasadas solo porque son más cómodas que dejarlas ir?- continuó preguntándome cuando se subió al coche donde le esperaba yo.
-¿La sesión de hoy ha sido productiva?- Pregunté  mirándole  de reojo mientras arrancaba el motor.
-          Si – respondió con la mirada perdida.
-          ¿Conclusiones?- insistí.
-          Que soy tonto y el coco no existe- afirmó el Dragón.
-          Vaya ha sido un día de iluminación- respondí contenta por mi amigo.
-          De todas formas  ¿te importaría mucho mirar hoy bajo mi cama antes de que nos vayamos a dormir? Solo por seguir con las viejas costumbres- dijo el Dragón tratando de quitarle importancia.
-          ¡Claro, Dragón! los miedos hay que vencerlos poco a poco. Pero si tomas la decisión de vencerlos, tarde o temprano desaparecen. – Respondí guiñándole un ojo.


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