La protagonista de mi post de hoy me ha pedido
anonimato para poder realizar esta entrada…. “No voy a poner nombres
“sería un buen Nick para ella, y que se quedase tranquila sabiendo que sus
identidad esta a salvo tras la tinta negra de mi teclado.
Bien , erase una vez… Un día de chicas , en un
bar cualquiera, de una ciudad cualquiera , a una hora cualquiera , ahogando los
temas en cervezas cualquiera , … entre suspiros y sonrisas , hablábamos de las
maravillas de las noches de vino y rosas, hablábamos de esas citas idílicas de
sorpresas románticas , de caricias regando la chimenea, con luz tenue,
que camufla los de defectos y los deja enterrados en los bolsillos .
Cada una explicaba, mirando a las nubes,
rememorando “el momento” en su mente, las dulces ideas que habíamos hecho
o nos habían hecho, románticas, apoteósicamente especiales, regando de
atemporalidad la noche…. Cuando una de ellas, nos observaba sigilosa… con
expresión ¿triste? ¿Celosa? ¿Gruñona? , quizás un poco de todo…. Se
llamaba “No voy a decir nombres”.
“No voy a decir nombres” tenía los ojos ya casi
vidriosos, y cierta congestión cuando nos dijo que hacia tanto que no gozaba de
las mieles de una noche mágica, que ya ni recordaba cómo era…
Ella había elegido la compañía de una pareja con
un hijo adolescente, que vivía con ambos…
Su primera noche, en casa del individuo en
cuestión, cometió el error de bajar a la cocina a por un vaso de agua, después
de un sexo desenfrenado, de sentirse poderosa, satisfecha, feliz, sexy… Y con
todo ese estado de embriaguez emocional, bajó como una sirena las escaleras
hasta la cocina, sonreía a la nada, mientras bebía tranquila, quizás
impaciente por volver de nuevo a la habitación con su amado, pero gozando de
ese espacio solitario brindando con ella misma …. Cuando la llave de entrada de
la casa anunciaba ser abierta… y aparecía el adolescente con todos sus
amigos adolescentes…
-
Tú debes ser “No voy a decir nombres “- preguntó saludándola .
A lo que ella cordial y algo avergonzada, (Teniendo
en cuenta, que acababa de beneficiarse al padre de la crecida criatura…) Le
saludó… a él y a los 200 adolescente , medio embriagados , que iban con el, dispuestos
a seguir la fiesta en lo que hasta ese segundo había sido un nido de amor.
De pronto paso de estar entre las murallas de un
castillo con su príncipe, a compartir piso con un montón de Erasmus… así, sin anestesia,…
Pero le amaba, así que se fue a vivir con el… y
con el adolescente… que además es muy sociable y tienes muchos amigos adolescentes,
que hacen cosas de adolescentes….
“No voy a decir nombres” no había vuelto a tener
una noche tranquila de amor con vino y rosas, no había vuelto a poder gritar
como una leona , por miedo a ser oída , “No voy a decir nombres “ no podía
pasearse desnuda, ni hacer esas pequeñas locuras como ... ( usa la imaginación
), nuestra amiga estaba triste….
Como buenas amigas le propusimos soluciones
básicas, sin pensar demasiado…
1. Comprar un Smartbox de
hoteles románticos lejos de su casa y del adolescente.
2. Enviar al adolescente de viaje
Erasmus con duración indeterminada a Groenlandia
3. Estrangular al adolescente,
que tras tantas anécdotas explicadas por mi amiga, las ganas de ayudarle con
este último punto se habían contagiado a todo el grupo.
Ante las negativas de las opciones anteriores,
por el momento… le presentamos otra copa de cerveza, y decidimos cambiar de tema…
temas que no incluyesen ni vino, ni velas, ni rosas…. Y pasamos directamente a
explicar las calamidades de amantes fallidos, de teléfonos que dejan de sonar ,
de lamentables incidentes con el sexo opuesto… cualquier cosa con tal de animar
a una amiga.
Aunque mas tarde, sigilosas, nos fuimos a
nuestras respectivas casa enviando algún wasup , que pusiese, “ Tu el vino
yo las velas … y esa noche todas , le dedicamos los brindis y todo lo demás, en
silencio a nuestra querida “No voy a decir nombres “.
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