viernes, 15 de noviembre de 2019

EY MISTER WAITER¡¡





Estaba el dragón estirado en la barra del restaurante justo bajo el grifo de cerveza y el líquido caía directamente en su boca...

-         - ¡¡Dragón¡¡ eso es para los clientes y si viene sanidad no se como voy a explicarle porque un dragón rosa esta bebiendo del surtidor.
-         - ¡GROOOOOOG¡- Eructó el dragón- que poco sentido del humor tienen los inspectores.

-          -Ninguno créeme. Además, deberías irte ya que van a empezar a venir los clientes y tengo que estar concentrada.

-        -  ¡¡Olaláááá¡¡(acentuado en todas las as para que se note el acento francés)* - dijo el franchute exhibiendo un tarro vacío de crema de chocolate - Wisheast dile a tu dragón que se vaya inmediatamente a buscar más Nutella, ha vuelto a dejarme sin.
-         - Dragón tenemos que empezar a poner normas…

El dragón nos miró sin entender cuál era el problema – como os ponéis – si lo mejor de tener un restaurante es  esto ¿Seguro que no quieres un poco?- me dijo dándome una cuchara todavía llena de chocolate.
-         - Dragón ya te lo he dicho, van a venir los clientes y tenemos que trabajar ¡¡vete a casa ya y deja de hacer el tonto¡¡
-         - Pero…¿De que clientes me hablar? Son las dos y media y aquí no hay nadie. A veeeeer …- dijo el lagarto mirando debajo de la mesa- ¿Hola? ¿Hay algún cliente hambriento por aquí? -acto seguido se dirigió a la cocina-Vamos no os escondáis comilones ¿Dónde estáis? – después de su número cómico me miró y nos dijo-¿Lo veis? no hay nadi….

Sin poder acabar la frase una pareja abrió la puerta pidiendo una mesa para dos, el dragón se encogió de hombros y esfumó para dejarme trabajar, a los 2 minutos la puerta se volvía a abrir y de nuevo un grupo de 4 se sentaba y así en 10 minutos el restaurante estaba hasta arriba.

E aquí la pregunta… ¿Tienen mis clientes un grupo de wasup y se ponen de acuerdo para llegar todos a la vez? En serio, me los imagino a todos agazapados en las esquinas de la calle escribiendo en el teléfono, a la de tres … uno dos y….
Cualquier persona que trabaje de cara al público lo sabe, te pasas horas sin nadie y de repente no das abasto y evidentemente todos quieren que se les atienda YA.
Afortunadamente mis comensales suelen tener paciencia pero cuando hablo con personas que trabajan de cara al público especialmente en hostelería todos llegamos a la misma conclusión y nos reímos de todas esas cosas que nos pasan de forma recurrente y de las que el cliente no se da cuenta.
Por ejemplo, mesa de 10 y cuando llevas la cuenta cada uno quiere pagar lo suyo ¿Lo que daría la cátedra de matemáticas por tener ingenieros capaces de hacer logaritmos como los que hacemos los camareros?
Prueba dos: Familia con niños: A la gente le puede molestar o no que un perro este bajo la mesa, la música un poco alta o que tengas el aire acondicionado un poco bajo, pero no pasa nada si un niño corre por todo el restaurante tocándolo… todo… y normalmente haciéndote tropezar cuando llevas los platos a alguna mesa.
Prueba tres: Cuando tienes dos clientes nadie necesita nada pero si estas hasta arriba de trabajo todo el mundo te requiere. De la mesa del fondo a la barra en cada una quieren algo. Con lo cual cuando llegas al final tienes que recordar que hay  que hacer dos cafés para la mesa 1 , dos más para la 2  uno con leche fría en vaso y un descafeinado con sacarina (con sacarina, la mujer se ha comido una crep de Nutella con topping de nata y helado de chocolate y plátano pero el café va con sacarina), en la mesa 3 quieren dos cerveza pero una 0,0 y quieren saber todas la marcas antes de elegir  y a la cuatro una cola con hielo y limón, los mesa 4 quieren  dos Gin tonics uno con SEGRAMS y el otro con BEEFETEAR y la tónica PINK y la 5… ayyy la 5… la 5 necesita urgentemente la cuenta  porque tiene mucha prisa pero mientras se la hago quieren dos carajillos con el coñac bien  quemado. OLE, OLE Y OLE¡¡
Y lo haces, y lo haces en tiempo récord y te acuerdas de todo y sin ningún fallo.
Lo jodido es que luego llegas a casa y no sabes dónde has dejado las llaves , el mando o las gafas. OLE, OLE Y OLE¡¡

Seguramente si tú querido lector, trabajas de cara al publico podrás añadir más de una joya a esta pequeña muestra de cínicas verdades y estarás de acuerdo conmigo en que seria maravilloso si en las escuelas se obligase a hacer prácticas en restaurantes o comercios , seguramente los clientes serian más pacientes.
De todas formas, he de decir que el 99 por ciento se ríen conmigo cuando les explico exactamente lo que estoy contando y suelen ser encantadores y por eso hoy les dedico este post a ellos y a todos los que trabajan de cara al público.

A todos mis clientes encantadores que empiezan sus frases con un “Cuando puedas” y a todos los que trabajan de cara al público y se sienten identificados. 

*nota especial para mi maldito correctrorrrrrrr.:)


jueves, 7 de noviembre de 2019

LOS INVISIBLES




Mirando el mar desde la escalera quince de la playa de San Lorenzo disfrutaba de esa ciudad nueva junto a mi Dragón respirando el salitre invisible que nos inundaba gratamente los pulmones.

- ¿Cómo algo tan invisible puede ser tan gratificante?- Decía el dragón con su voz chillona.

- ¿Verdad que si Dragón? Y no pasa sólo con la brisa también pasa con las personas.

- ¿Las personas también te huelen a mar?

-No Dragón, lo que pasa es que lo que llamamos “Las personas” también tiene algo de invisible, imperceptible a los ojos.

-Bueno... no todos- dijo el dragón viendo pasar un hombre que media casi dos metros por otros dos de ancho.
- Me refiero a que lo que ves al conocer a alguien normalmente no tiene nada que ver con lo que es en realidad, como el salitre, lo mas gratificante normalmente es invisible. Y al averiguar lo que es en realidad sueles llevarte  una sorpresa.
-         - ¡Ah¡ Que malos son los prejuicios- dijo moviendo su cabeza de lado a lado con desaprobación.
.
-          Eso es Dragón, mira yo cuando llegué a Gijón empecé a ver a diario a las “personas" que vivían o trabajaban a mi alrededor: al quiosquero donde compraba las revistas, a la mamá con cochecito que pasaba con sus niños, a la clienta que simplemente era una teleoperadora agradable… veía a sus “personas”. Las veía como vidas rutinarias y tranquilas, sin apasionarme por ver más sin sentir mucha curiosidad porque era “evidente” lo que eran.
Pero ¿sabes qué? Al conocerlos un poco más algo  hizo saltar una alarma que tengo dentro de la cabeza (una alarma que tiene forma de maruja con rulos que vive en algún lugar entre el hemisferio derecho de mi cerebro y el lóbulo frontal y que se pasa la vida  cotilleando por mi retina) e irremediablemente  me hacía querer saber más.
¿El resultado? El quiosquero cincuentón era un maravilloso aliado para conversaciones de literatura y como yo un escritor anónimo  además de tener un sentido del humor  muy inteligente que convierte nuestras conversaciones en partidas de pin-pon dialécticas,  el muy canalla ha conseguido que la visita a su tienda sea obligatoria a diario para intercambio de opiniones y bromas. ¿ La mamá del conchecito? Una artista y una emprendedora que se dedica a la joyería y hace cosas increíblemente originales y bellas,  con ella compartir un corto de cerveza antes de abrir yo el restaurante y de que ella tenga que cambiar pañales se está convirtiendo en un delicioso ritual ¿Y la teleoperadora? una fotografa fabulosa que también sabe ver lo invisible pero es que en su caso es capaz de dejarlo eternamente plasmado en una imagen y para colmo tiene un novio que disfrazado de cajero de supermercado que tiene una biblioteca con 3000 vinilos y una cultura musical que no das crédito.
-          -Así que al final ¿Todos somos invisibles como la brisa del mar?
-         - Bueno sí, aunque  también los hay que huelen mal, pero a esos sueles detectarlos más rápido.La mayoría tiene una luz que no puedes ver  hasta que tu maruja interior te avisa.
-          Bueno como tú, nadie a simple vista diría que no eres más que una camarera y mira :escribes, dibujas, compones canciones y los más importante... tienes un precioso dragón rosa que solo puedes ver si entornas mucho los ojos y tienes algo de imaginación.

De nuevo inspiramos y vimos pasar a una mujer con un vestido de flores de muchos colores, coronaba su cabeza con un estridente gorro con mucho tul y sostenía la correa de un gran danés al que también le había puesto un collar enorme de flores.
-          ¿Incluso a ella la consideras invisibles wisheast?
-         - ¡WOW! esa es increíblemente invisible….

Decicado al Maltido corrector, la soñadora en verde satén,  a la cazadora de cosas invisibles y al coleccionista de sinfonias.
Gracias por vuestra bienvenida.