viernes, 23 de enero de 2015

MIEDO, MUCHO MUCHO MIEDO

Lucas, entró corriendo y temblando en  el comedor, parecía aterrado con la cola entre las piernas (el único bóxer miedica del mundo me había tocado a mi, debería haberlo llamado ScoobydDo)

-       ¿Y ahora qué?- preguntamos con voz cansina el franchute, el Dragón y yo. El gato solo miraba con los parpados caídos.
-        
Siendo Lucas podía ser cualquier cosa, una araña microscópica, una hoja cayendo de un árbol, el ruido del móvil,Belen Esteban en la TV… todo lo que no identificaba como conocido ,de entrada, era una amenaza a la temer.

-       ¿Cómo se puede ser tan cagón? – Preguntó el Dragón negando con la cabeza con desaprobación.
-       Buenos todos tenemos miedo a algo ¿no?¿Qué es lo que más miedo te da a ti? – le pregunté a mi amigo con escamas.
-       Que a medio baño el agua salga fría.
-       No esta mal y ¿tu franchute?- yo solo a la estupidez.- respondió con su cínico acento francés.
-       Bueno Wisheast no te escapes, ¿Tú a que le tienes miedo?
-       ¿Yo? ¿Bueno? A muchas cosas pero en especial a los maniquíes…

Se quedaron mirándome extrañados, teniendo en cuenta que soy escaparatista, era complicado temer a una de las herramientas principales de trabajo.

-¿Los maniquíes? ¡¡- exclamaron
-Se nota que  no habéis estado en un centro comercial solitario y a oscuras y ¿he dicho solitario?  ríete de “chucky” y “Fredy” esos si que acongoja.

Un centro comercial a oscuras, lleno de maniquíes inertes que te miran, porque te juro que a parece que te miren, mientras caminas por los pasillos buscando algún atrezzo, sin molestar a nadie y acabar antes de que abran el centro al día siguiente.

Ese aterrador silencio hace que incluso tus pasos te inquieten,  los maniquíes cobran vida, te observan, te vigilan, te siguen. Das un brinco ante uno que se mueve justo delante de ti, pero entonces tras el alarido que lanzas te das cuenta de que es tu reflejo en un espejo.
Los pasos se aceleran, te dices que no pasa nada, que son trozos de plástico, pero estas sola en 8000 metros cuadrados sin luz . Evidentemente, eso,  unido a mi sentido de la orientación hace que no sepa dónde estoy , mucho menos dónde está la salida, empiezo a temblar, ya directamente corro no se ni hacia donde, me empotro contra un mueble, casi me llevo por delante una barra de alarmas, tropiezo y casi me caigo pero logro sobreponerme y sigo con mi huida… ahora ya los maniquíes parecen moverse, encuentro unas escaleras, bajo a toda velocidad,  solo oigo el ruido de mis zapatos,  sigo corriendo y ya puedo incluso notar los engranajes de brazos y piernas de los muñecos articulándose y siguiéndome, abro una puerta que parece de emergencia, el terror se adueña de mi, cuando por fin estoy en la calle ¡¡he conseguido salir.¡¡ ¡¡ salvada¡¡ apoyo el cuerpo contra la puerta para evitar que se escapen y me persigan. Justo entonces un neonazi que andaba por la calle lleno de tatuajes y cara de pocos amigos me pregunta si tengo fuego.

-¿¿NO VES QUE ESTOY OCUPADA??- Le respondo con el cuerpo todavía pegado a la puerta y supongo que pálida, muy pálida. Tanto que se va un tanto asustado dejándome de nuevo en la oscuridad de mi soledad.

En ese momento del relato tanto el franchute como el Dragón me miraban entre perplejos y asustados.

-       ¿Y que paso? – preguntó el Dragón con los ojos como platos.
-        
-       Nada, ¿Qué iba a pasar? Nada, no eran nada solo mi maldita imaginación.

Y, si querido lector, la historia es verídica, bueno menos lo del neonazi, el resto es terriblemente real, y digo terrible porque nuestros peores temores en la mayoría de los casos están en nuestra imaginación y con la presión y temperatura adecuadas esta puede tornarse absolutamente real, nublar cualquier lógica y apoderarse de nuestra raciocinio. Quizás ese sea el peor de los miedos que puedo tener , el irracional.

La vida real aunque macabra en algunos casos, extraña en otros no tiene ni la mitad de poder que nuestra imaginación así que mejor apliquémosla bien.


2 comentarios:

  1. Tienes un gran estilo redactando, con una tremenda fluidez que invita al lector a no parar, a seguir buscando lo que sigue. Eso es saber enganchar al lector. ME ENCANTA.

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  2. La mente esa canalla cabrona, que nos pone en situacion de apuros cuando se le cruza el cable. A mi lo que mas miedo me da, es dejar de saber quien soy.

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