Lucas, entró corriendo y temblando en el comedor, parecía aterrado con la cola entre
las piernas (el único bóxer miedica del mundo me había tocado a mi, debería
haberlo llamado ScoobydDo)
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¿Y ahora qué?- preguntamos con voz cansina el
franchute, el Dragón y yo. El gato solo miraba con los parpados caídos.
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Siendo Lucas podía ser cualquier cosa, una araña
microscópica, una hoja cayendo de un árbol, el ruido del móvil,Belen Esteban en
la TV… todo lo que no identificaba como conocido ,de entrada, era una amenaza a
la temer.
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¿Cómo se puede ser tan cagón? – Preguntó el
Dragón negando con la cabeza con desaprobación.
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Buenos todos tenemos miedo a algo ¿no?¿Qué es lo
que más miedo te da a ti? – le pregunté a mi amigo con escamas.
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Que a medio baño el agua salga fría.
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No esta mal y ¿tu franchute?- yo solo a la
estupidez.- respondió con su cínico acento francés.
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Bueno Wisheast no te escapes, ¿Tú a que le
tienes miedo?
-
¿Yo? ¿Bueno? A muchas cosas pero en especial a
los maniquíes…
Se quedaron mirándome extrañados, teniendo en cuenta que soy
escaparatista, era complicado temer a una de las herramientas principales de
trabajo.
-¿Los maniquíes? ¡¡- exclamaron
-Se nota que no
habéis estado en un centro comercial solitario y a oscuras y ¿he dicho
solitario? ríete de “chucky” y “Fredy”
esos si que acongoja.
Un centro comercial a oscuras, lleno de maniquíes inertes
que te miran, porque te juro que a parece que te miren, mientras caminas por
los pasillos buscando algún atrezzo, sin molestar a nadie y acabar antes de que
abran el centro al día siguiente.
Ese aterrador silencio hace que incluso tus pasos te
inquieten, los maniquíes cobran vida, te
observan, te vigilan, te siguen. Das un brinco ante uno que se mueve justo
delante de ti, pero entonces tras el alarido que lanzas te das cuenta de que es
tu reflejo en un espejo.
Los pasos se
aceleran, te dices que no pasa nada, que son trozos de plástico, pero estas
sola en 8000 metros cuadrados sin luz . Evidentemente, eso, unido a mi sentido de la orientación hace que
no sepa dónde estoy , mucho menos dónde está la salida, empiezo a temblar, ya
directamente corro no se ni hacia donde, me empotro contra un mueble, casi me
llevo por delante una barra de alarmas, tropiezo y casi me caigo pero logro
sobreponerme y sigo con mi huida… ahora ya los maniquíes parecen moverse,
encuentro unas escaleras, bajo a toda velocidad, solo oigo el ruido de mis zapatos, sigo corriendo y ya puedo incluso notar los
engranajes de brazos y piernas de los muñecos articulándose y siguiéndome, abro
una puerta que parece de emergencia, el terror se adueña de mi, cuando por fin
estoy en la calle ¡¡he conseguido salir.¡¡ ¡¡ salvada¡¡ apoyo el cuerpo contra
la puerta para evitar que se escapen y me persigan. Justo entonces un neonazi
que andaba por la calle lleno de tatuajes y cara de pocos amigos me pregunta si
tengo fuego.
-¿¿NO VES QUE ESTOY OCUPADA??- Le respondo con el cuerpo
todavía pegado a la puerta y supongo que pálida, muy pálida. Tanto que se va un
tanto asustado dejándome de nuevo en la oscuridad de mi soledad.
En ese momento del relato tanto el franchute como el Dragón
me miraban entre perplejos y asustados.
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¿Y que paso? – preguntó el Dragón con los ojos
como platos.
-
-
Nada, ¿Qué iba a pasar? Nada, no eran nada solo
mi maldita imaginación.
Y, si querido lector, la historia es verídica, bueno menos
lo del neonazi, el resto es terriblemente real, y digo terrible porque nuestros
peores temores en la mayoría de los casos están en nuestra imaginación y con la
presión y temperatura adecuadas esta puede tornarse absolutamente real, nublar
cualquier lógica y apoderarse de nuestra raciocinio. Quizás ese sea el peor de
los miedos que puedo tener , el irracional.
La vida real aunque macabra en algunos casos, extraña en
otros no tiene ni la mitad de poder que nuestra imaginación así que mejor
apliquémosla bien.
Tienes un gran estilo redactando, con una tremenda fluidez que invita al lector a no parar, a seguir buscando lo que sigue. Eso es saber enganchar al lector. ME ENCANTA.
ResponderEliminarLa mente esa canalla cabrona, que nos pone en situacion de apuros cuando se le cruza el cable. A mi lo que mas miedo me da, es dejar de saber quien soy.
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