-¡¡¡¡Vecinaaaaaa¡¡¡¡
El dragón se atragantó con una cucharada de crema de cacahuete.
-Esa es May – dijo el gabacho sin separar los ojos de la pantalla mientras un soldado con ametralladora le daba lo suyo a un malo malote.
Abrí la puerta sonriendo porque si algo provoca May es que incluso antes de verla ya sabes que te va a hacer sonreír.
Y ahí estaba ella con unas chirucas y unos leggins preparada para todo.
-¿Te vienes a pasear?
-Bueno tengo que acabar las facturas para el gestor, limpiar la cocina, dibujar un logo, ordenar el armario, redactar un menú para el restaurante…. ¡CLARO QUE VOY!
Y es que sobre todo en los primeros días de mi nueva vida en la pequeña aldea May se había convertido en mi relaciones públicas y guía de la zona.
-Hay un camino nuevo que quiero enseñarte- y ahí que nos fuimos Lucas , Ami, su perra Xiara, evidentemente el Dragón y nosotras 2.
Como siempre yo me maravillaba en cada curva , con cualquier animal que nos encontrábamos, y mientras reimamos y conspirábamos de cómo podríamos alegrar el pueblo.
May es mucho peor que yo, así que ya tenía en la mente todo un sinfín de actividades de aquí a pascua…. Pero pascua del 2045 como poco.
Y es que May es así, una explosión de ideas sin margen a la timidez, ni a la cobardía, este tipo de personas a las que le dejarías hacer cualquier cosa porque si no lo sabe lo aprende, y siempre cae de pies. Bueno siempre ….no.
Entre árboles y arroyos no sé cómo me metió (Si May la idea fue tuya) en un camino que más que un camino parecía un tobogán dado la vuelta, es decir la parte no divertida , la de trepar vamos, pero claro hablando de como podemos esconder los huevos de pascua y de qué tamaño íbamos a poner el árbol de navidad no me di cuenta donde me estaba metiendo hasta que fue tarde, hasta que mis nalgas suplicaban un respiro , y mis pies comenzaron a pisar un barro pastoso y poco solido en un ángulo de 45 grados, donde no había más que pequeños matorrales donde agarrarnos . Lo único bueno de esa situación era que no había nadie para vernos, solo los perros y el Dragón nos miraban desde arriba preguntándose qué carajo hacíamos llenas de barro , descojonadas de la risa, cogiéndonos la una a la otra como si eso no fuese peor y tratando de trepar por un “camino” más bien despeñadero de puro fango en el que cada paso era una sorpresa.
-Agárrate a esa rama-
-¿A esa?
- ¡No a la otra que esa se va a romp….¡- decía mientras la rama cedía y me caía de bruces.
-Anda dame la mano.
- ¿Que mano con la que me estoy agarrando o con la que estoy intentando frenar el suelo?
- ¡Dragón haz algo!
- ¿Yo? Estoy demasiado ocupado filmando esto para subirlo a Instagram- me decía con la cara pegado al móvil.
- Cualquier día me hago un bolso contigo.
Evidentemente al llegar a casa parecíamos dos croquetas de arena mojadas y al abrir la puerta el gabacho solo me miró de arriba abajo sin mediar palabra. No hacía falta, era un día normal con May nunca sabes que va a pasar lo que es seguro es que te vas a reír.
Creo que ella no lo sabe pero es una de las luces más fuertes del pueblo. Es la que trae ilusión y unión entre todos, la que siempre quiere aprender y compartir, es la vecina que todos querrían sin duda.
-¡Vecinaaaaaaa¡ - oí mientras escribía esto, era May con una bandeja de croquetas recién hechas.
Ya te lo he dicho querido lector, May igual que te corta el pelo, te hace unas croquetas, que te tala un árbol , o te hace trepar a la cima de un camino que creías imposible y siempre lo hará con ese entusiasmo que contagia a todos.