sábado, 23 de febrero de 2013

INSTANTE

Desperté por la mañana con mi acostumbrado y querido silencio, el gran ventanal me recuerda el invierno que tengo pero esta vez guiñándome el ojo, todo está dibujado en blanco . Hoy, las hojas de la arboleda resbalan agua helada , espesa y ligera abrigando el paisaje con piel de algodón. El cielo gris , amenaza con regalarnos más y sonrió. Sería un buen regalo.
Sobra decir que hace frio al abrir la ventana con las dos manos golpeando las puertas contra la pared de mi refugio , apoyada en el alfeizar permito que el frio deje mi nariz sin sentido y de tono rosado. 

Las palmas de las  manos ,atrevidas , se alejan de la habitación y piden al cielo ser mojadas comprobando que la temperatura es baja,  me susurro una sola palabra "Hazlo"

Corro por las escaleras como si fuese el día de Reyes y abro la puerta.
 Ahí esta¡ Nieve¡ esponjosa, fría, quieta , me acerco con respeto, las yemas de mis dedos la acarician dejándose abrasar por su frio , recojo un puñado pálido entre mis manos , lo moldeo en esfera hasta que esta compacto y lo dejo encima de la mesa,  repito una y otra vez la operación , transformándola en un individuo algo gordinflón con nariz de rama de magnolia y ojos azabache de piedras olvidadas en el jardín.
 Mientras esculpo mi "David" particular , sintiendo mis manos frías y punzantes , anónimas ya de sensibilidad . Que  fácil que es regalarte  felicidad simplemente por aprovechar un humilde momento sin pretensiones, sorprendida en una mañana invernal.
Pese a que no me guste el frio, en todo se puede descubrir algo bueno que hacer , jugueteando con el presente finito que dura lo que un instante. Instante que no volverá y que has de aprovechar. Aun siendo mínimo, existe y al igual que cada grano de café que se exprime para tener un caldo marrón , es importante , sin el no sabría igual el primer sorbo. Así es  todo , lleno de diminutos granos de café a reunir .

La lluvia empieza a apretar de nuevo, y la tos me regaña por la travesura, así que vuelvo a entrar no sin antes despedirme de mi muñeco recién nacido, que durará lo que el frio quiera que dure. Me preparo una enorme taza de café hecha con infinitos granos tostados, estornudo un par de veces pero me sonrió mientras miro por la ventana y  agradezco la simplicidad de permitirme hacer todo lo necesario para reunir el mayor numero de momentos felices , sean mas o menos sonoros … tienen derecho a existir y a su reconocimiento.

Carpe diem.

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