Yo estaba tan ricamente tirada en el sofá en la misma postura que tendría si
me hubiese caído de un quinto piso y con las mismas ganas de levantarme.
-Dragón no puedes bajar a los perros eres un dragón rosa que solo veo yo.
-Exacto¡¡- me dijo señalándome con un guiño de ojo indicándome que me
moviese, yo solo podía resoplar pero para entonces ya tenia a los dos canes mirándome
suplicándome el paseo y evidentemente no puede negarme.
Caminamos por la calle y de repente resbalé con un excremento de perro y
gracias a los videos vistos en Youtube del Circus Solei, consigo mantener el
equilibrio y la dignidad como puedo, a continuación esquivo, a un
ciclista despistado, emulando una ágil Trinity de Matrix, me giro y
tropiezo con una maruja que me gruñe y le pido perdón con las mejor de mis
caras de inocente, de nuevo viro el rumbo y antes de dar el siguiente paso
, un grupo de niños corren peligrosamente cerca
y arrastro mi brazo en el viento a su paso ,les cedo el sitio
girando mi cuerpo con el arte de un torero, sigo avanzando , salto por
encima de un caniche que me ladra, Ami le devuelve el ladrido defendiéndome, el
dragón le saca la lengua y Lucas con sus genes de bóxer tiembla como una hoja, doy tres pasos más y toco la puerta de mi
edificio …. Me entran ganas de gritar “¡CASA¡”
O mejor, directamente, me acojo a sagrado.
-Cada día es más estresante bajar a hacer pipí – dijo el Dragón que había cambiado
su tono rosa por uno más rojizo.
-La ciudad con cientos de personas , de historias , de caracteres, viven
anónimos los unos de los otros … y me pregunto… ¿Realmente es natural vivir
así? De verdad va en nuestra naturaleza beber agua de botella, cuando el agua
sale de unas montañas que son nuestras, de todos nosotros.
El Dragón me contestó: -Claro, porque
esa no está contaminada.
La siguiente pregunta fue: ¿Quién la ha contaminado?
La ciudad...
Un día hice un cálculo en el que llegué a la conclusión de que
si todos los habitantes de la ciudad, saliesen a la vez a la calle , se
desbordarían por las fronteras, no cabríamos Alguien ha oído hablar del espacio
vital? ¿De lo necesario que es?
No estoy muy segura de que nuestra naturaleza pueda soportar algo así, sin
ser afectada. No nos equivoquemos lo
natural, la costumbre y el poder de adaptación son tres cosas distintas.
Evidentemente que lo podemos soportarlo, igual que rellenar mil papeles de
burocracia para absurdos e inconstitucionales impuestos. Vivimos en un mundo
donde todo parece estar prohibido, prohibido fumar, prohibido no llevar el
cinturón en el coche, prohibido no llevar la mascarilla, empiezan a quitar películas
que se consideran ofensivas… eso sí, si
tienes 16 años aborta sin que lo sepan tus padres y ocupar una vivienda te
permite empadronarte.
Vivimos en un mundo de mentirosos anónimos que buscan el amor verdadero en
la red y se deleitan con programas de TV basura para combatir stress.
Stress, ¿Sabías que el stress es un instinto que los animales usan como
alerta ante el peligro? Pregúntale a cualquier ardilla y te lo dirá, solo
cuando sus vidas están en peligro surge el stress.
Entonces vuelvo a plantarme otra pregunta ¿Estamos en peligro? ¿Están
nuestras vidas en riesgo constante? "Que no me roben, que no me echen, que
no me multen, que no me enferme…" Día tras día.
Y sigo preguntándome ¿En qué punto
del camino nos equivocamos? ¿Realmente no hay solución? A veces somos tan
soberbios que como no vemos la solución, creemos que no existe.
El mundo está lleno de soluciones que simplemente son tímidas pero no
prosperan ¿Por qué?
Acabado mi discurso el dragón había tornado a su tono normal, los perros ya
estaban durmiendo en la alfombra y solo me quedaba seguir tratando de encontrar…
el tarro de Nutella a ver si me tranquilizaba.
-Wisheast, cambiar el mundo no es fácil, pero como dijo un sabio una vez, si
quieres cambiar el mundo cámbiate primero a ti mismo. Tú tampoco eres perfecta.
Con los labios llenos de chocolate miré mi hogar, vi mi vida en ese momento
concreto, vi a mis perros felices, al gabacho pasando el nivel 29 de su nuevo
videojuego, al Dragón robándome una cucharada del tarro y sonreí. Porque algo
era cierto, todavía podíamos elegir nuestra propia realidad de forma individual
y en ella ser felices.
Sí querido lector, simplemente se feliz en tu realidad, si todos conseguimos
ser felices cada uno en la nuestra posiblemente cambiaremos el mundo tarde o
temprano.
Feliz vida .
Necesitas la casa fuera del bullicio de la ciudad ya. Tus perros y ese dragón tan listo te lo agradecerán eternamente.
ResponderEliminarFantástico. Humor, agudas refexiones de plena actualidad y un punto final de optimismo.
ResponderEliminarUna perfecta radiografía de un panorama que es el de todos.
ResponderEliminarCuestiones que nos hacen pensar buscando respuestas que resuelvan y ayuden a mejorar el mundo.
Me parece un relato serio pero divertido a la vez. Me encanta!